¿Como debemos actuar?

Por: Esteban Sánchez

Hace unos días el titular de las noticias del diario “El Comercio” en su edición electrónica señalaba la siguiente noticia. << Nick tiene unos 50 años, ha estado casado con su esposa durante 30 años….. y es gay>>.

¿Cómo debemos reaccionar los cristianos ante este tipo de acontecimientos? ¿Cuál debe ser nuestro rol dentro de una sociedad que está cambiando día tras día su mentalidad?

Lamentablemente en nuestros días, se ha vuelto extremadamente difícil, expresar el punto de vista de Dios, o si quiera mencionar su nombre, sin caer en la imagen de una persona, cuyas intenciones son juzgar y discriminar, en lugar de amar, dirigir o encaminar, así que creo que es más prudente empezar por las maneras en las que un cristiano no debería reaccionar frente a este tipo de acontecimientos.

“C.S. Lewis, uno de los más grandes pensadores cristianos del siglo XX, menciono que la iglesia cristiana francamente debe reconocer que la mayoría de personas de una nación no son cristianas y debido a eso no se puede esperar de ellos comportamientos o vidas cristianas.

En otras palabras, podemos decir que no podemos aplicar nuestros estándares cristianos para un humano perfecto en una sociedad que en un proceso de "concientizacion" social ha creado su propia imagen de un ser humano perfecto.

Esto es como tratar de ajustar las características de un can ideal en un  gato, simplemente cualquier característica con la  que queramos calificar o comparar al gato estarán equivocados o fuera de su medida.

Como Cristianos se nos ha mostrado un modelo de ser humano perfecto al que debemos aspirar alcanzar (Efesios 4:13) - Si es que algún día algún humano pudiera si quiera acercarse a esta medida - Y bajo este modelo es precisamente que nos guiamos y nos apegamos;  tenemos el conocimiento de su hermosura, tenemos el conocimiento de su perfección.

Por su puesto no quiero decir que por ser tolerantes, debemos rebajar las exigencias de Cristo para ser un autentico seguidor suyo, pero resulta imposible pretender por la fuerza que una sociedad totalmente alejada de este modelo (alejada en muchos casos por nuestra propia culpa) y que ha encontrado su propio modelo se ajuste a nuestra referencia.

Como cristianos, conocemos que el modelo actual de la sociedad es un modelo distorsionado, distorsionado en efecto por el deseo de encontrar una mejor versión de sí mismo, y a la vez por desconocimiento la pre existencia del modelo perfecto; Conocemos que el deseo homosexual (al igual que todo deseo que se opone a lo establecido por Dios) es consecuencia del pecado o es pecado y al conocer esto no podríamos estar de acuerdo con acontecimientos cómo la legalización del matrimonio homosexual; Sabemos que precisamente este tipo de comportamientos, entre muchos otros fueron los que provocaron que en los días de Noé Dios se arrepienta de haber creado a la humanidad.

Pero a diferencia de nuestro ejemplo anterior, en el que incluso si actuáramos de las maneras más piadosas o aunque mostráramos el más puro amor, e inclusive si de alguna manera extraña lográramos que nuestro gato emita un ladrido, este gato nunca podrá llegar a la medida de nuestro can ideal; En la vida humana existe una manera en la que la imagen distorsionada del ser humano perfecto que busca la sociedad, puede adaptarse a la del ser humano real establecido por Dios.

Bastaría tan solo con colocar el lente correcto para que la sociedad pueda ver de manera clara el modelo real, bastaría con que mirarán a través del foco correcto, que es Cristo.

Pero nadie en sus cinco sentidos, se acercaría a tomar este lente de las manos de alguien que antes de entregarlo, tiene intenciones de discriminar, juzgar, herir o lastimar. Nunca nos va servir ser sal y luz si echamos nuestra sal en los ojos de quienes no la poseen y esperamos que simplemente cambien, No vamos a volvernos mensajeros del amor Cristo, si de ante mano nos proponemos volverlo inalcanzable para el pecador.

Debemos dejar de creer que estamos parados en un pedestal superior por poseer la luz, porque aunque la luz esté en nuestras manos, nuestros pies siguen en el mismo suelo que el del pecador, de otra manera sería imposible entregarla.

Como cristianos debemos reconocer que un homosexual que humildemente se acerca a los pies de Cristo, tiene la misma esperanza que cualquier otro pecador, la misma que tenemos nosotros. Debemos entender que tal como el alcohólico, el adicto o el infiel que tiene un encuentro personal con Dios, no deja de ser alcohólico, promiscuo o adicto de manera automática, sino que Dios va tratando día a día con él a través del Espíritu Santo, un homosexual necesita el mismo tipo de restablecimiento. Debemos dejar de pretender ser psicólogos buscando las causas del pecado y enfocarnos en la causa final de su condición. El pecador es pecador para que las obras de Dios sean manifiestas en él. (Juan 9:1-3)

Nuestra reacción ante acontecimientos, como la aprobación del matrimonio homosexual debe ser el buscar la manera inmediata mostrar a quienes están de acuerdo o incluso lo viven, que el amor de Dios del que hablamos sigue siendo accesible para ellos y solo al entender estarán dispuestos a conocer el punto de vista de Dios y el mismo será el que trate con sus vidas. La única manera de transmitir esto es con amor.

En los días de Noé, Dios tomo la decisión de aniquilar a su más preciada creación por causa del pecado. Y aunque en nuestros días la misma creación ha vuelto a los mismos pecados, hay una diferencia fundamental. En los días de Noé, el puente entre Dios y el hombre estaba roto. Mientras que en nuestros días tenemos un puente que con el más alto precio fue restablecido, el hecho de que nosotros lo estemos cruzando, no nos da el derecho de negarle la entrada a otros a Él.

 

Esteban

 

 

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