Por: Esteban Sánchez
Cnt 7.12. “Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si brotan las vides, si están en cierne, si han florecido los granados; allí te daré mis amores”.
¿Sabían que se cree que solo en nuestra galaxia, la vía láctea, hay entre 200 mil a 400 mil millones de estrellas?
En el universo hay miles de millones de estrellas, se cree que puede haber entre 300 mil a 400 mil trillones de ellas, y las hay de todos los tamaños.
La más grande registrada hasta la fecha, es 165 mil veces más grande que el sol y la más pequeña mide apenas la octava parte de nuestra estrella.
Desde nuestro planeta hay miles de estrellas visibles, las agrupamos y las llamamos constelaciones a las que damos nombres de acuerdo a su característica, así por ejemplo:
· Siro, la estrella más brillante visible del cielo nocturno, es conocida como la estrella del perro.
· Arturo, la estrella conocida como el guardián del oso, por estar muy cerca de la constelaciones Osa Mayor y Menor.
· Aldebarán, conocida también como la estrella del Toro.
Pero entre todas las estrellas del universo, hay una estrella que destaca en particular, es una estrella que solo puede ser vista en la mañana y por eso recibe el nombre de la estrella de la mañana. Debes levantarte muy temprano si realmente quieres disfrutar de su belleza y poder admirarla y apreciarla.
Lo más curioso es que el mismo Señor Jesús se refirió a sí mismo como la estrella de la mañana.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Apocalipsis 22:16
Pedro también se refirió a Cristo de la misma forma.
“Ustedes deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el Día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille en el corazón de ustedes.”
2 Pedro 1:19
El hecho de que a Cristo se le atribuya esta característica, nos indica que hay una relación especial entre Él y la madrugada.
El Rey David sabía esto y dijo:
“Dios, Dios mío eres Tú; De madrugada te buscaré
Sal 63. 1
La palabra dice en proverbios:
“Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan.”
Pvb 8:17
Jesús lo hacía:
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” Mc 1.35
Tener el hábito de Buscar a Dios en las mañanas implica entregarle nuestras primicias, buscar a Dios cuando todo el día está por delante. Pedirle dirección para las decisiones que deberemos tomar y situaciones que deberemos enfrentar. Buscar a Dios en las mañanas, demuestra interés, sacrificio y esfuerzo.
Es posible orar en cualquier momento y encontrar a Dios, en la tarde, al viajar en bus, en la escuela, en el trabajo, etc. Pero orar a solas con Dios, en silencio y tranquilidad, demostrando respeto y solemnidad fortalece nuestra relación con el Señor, quizá sea difícil al principio, pero a medida que vayamos aumentando nuestro deseo de estar con Él, despertarnos para orar se convertirá en un placer
LA PRÁCTICA DE MADRUGAR.
-¿Cómo podemos poner en práctica el madrugar?, aquí tenemos algunos consejos:
1. Debemos acostarnos temprano, no es posible madrugar cuando uno se acuesta tarde.
2. No debemos ponernos una meta demasiado elevada, comencemos con poco. (10 minutos antes de la hora habitual)
3. Debemos ser equilibrados, procurar dormir lo suficiente.
4. Debemos ser perseverantes, continuar con un horario y mantener un hábito.
5. Tenemos que vencer las tentaciones nocturnas. A menudo se nos ocurren cosas interesantes que hacer de noche, esto es incompatible con madrugar.(Con sus debidas excepciones)
6. No te desalientes, si fracasas un día, dos, no tires la toalla, persevera.
Así como un astrónomo debe madrugar para apreciar la hermosura de estrella de la mañana, un cristiano debe estar dispuesto a madrugar para tener un tiempo de deleite y comunión con Cristo.
Terminemos leyendo este poema:
Todo el día, quizás, tus pies tienen que pisotear el valle,
Todo el día la muchedumbre se apura alrededor-
Agolpándote demasiado incesantemente
Con voces fuertes de dolores, peleas o canciones.
Antes la muchedumbre, antes el valle
Antes de la labor que te afana, corazón y manos,
Alístate, en la primera y fresca hora matutina.
Allá en el monte, a solas con Dios estar.
¿Qué, pues? Oh, Él te espera allí-
Para revelarse a Sí, su hermosura extraña y dulce;
Para tener comunión contigo a solas-
Para levantarte arriba de las sombras terrenales, hasta la realidad.
-E.H. Divan
Esteban.
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