Por: Esteban Sánchez
Hace unos días veíamos con Gaby (mi esposa) un programa de TV llamado “Storage Hoarders” (en español “Guárdalo, Tíralo o Véndelo”). En el programa Aggie Mackenzie, una reportera escocesa, visita a una persona acumuladora de objetos preciados para el coleccionista, que aparentemente podrían llegar a tener algo de valor económico en el futuro, pero que en realidad lo único que producen es gastos excesivos en pagos de arriendos de las bodegas de almacenamiento. El sujeto en cuestión en el programa era un hombre que había acumulado por varios años decenas de prendas de vestir en varios depósitos, argumentando que eran prendas de alta costura que valían mucho dinero. Pero lo más curioso de este sujeto, no resultaba estar en la cuenta de arriendo de los depósitos, sino en su personalidad. Era un tipo que hace varios años tuvo un trabajo en el mundo de la moda, gozaba de una pequeña reputación que se había ganado por las ventas de local de ropa, que había emprendido.
En ese tiempo cuando el caminaba por las calles la gente, que trabajaba y vivía alrededor de la tienda, lo reconocía por su extravagante forma de vestir, era un hombre, para sus propios ojos, exitoso; Pero un mal manejo económico derribo su pequeño castillo de naipes y su negocio se fue a la quiebra, lo que provocó el cierre del local y como consecuencia que toda su colección de “alta costura” terminará varada en un deposito por varios años.
Cuando Mackenzie fue a visitarlo él estaba consciente de que ya no pertenecía al mundo de la moda, sin embargo su gloria era mencionar aquellos días pasados, su mente vivía más en los recuerdos de aquellos días que en el presente y su frase era “no importa como viva hoy, en el pasado yo era famoso, reconocido, de alta sociedad. Al final del día resultó que su preciada colección fue comprada en poco menos de 30 dólares.
Esta experiencia me ha tenido pesando por varios días sobre cómo vivimos las personas respecto a los días pasados. Me he topado con varias personas que, tal como el personaje del programa, tuvieron días de gloria en el pasado pero que en la actualidad lo que único que se mantiene de aquellos días es su ego, y de la misma manera me he encontrado con personas que viven no necesariamente de la gloria de días pasados, sino de los errores y fracasos del pasado. Sus palabras suelen ser algo como lo siguiente:
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“Yo quisiera vivir mejor, hacer esto o lo otro, pero lo que hice en el pasado me lo
impide”
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“Mis errores del pasado me persiguen cada día y cada decisión que tomo está marcado por eso”
Muchas personas en la actualidad cargan grandes resentimientos, disgustos y enojos hacia otras personas por cosas que se hicieron o se dijeron en el pasado. En ese caso es muy común escuchar estas frases.
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“Yo me alejé de esta persona, o de este grupo de personas, porque en el pasado me dijeron,
o me hicieron esto o lo otro”
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“No estoy de acuerdo con lo que hizo tal persona hace varios años y por eso me aparte de
ella”
Ignoro como se escuchan estas frases en oídos de los ateos, o aquellos que no tienen a nuestro Señor Jesús en sus vidas, pero en cuanto a los cristianos estas frases se contraponen con sus palabras en Mateo 6:34. La Nueva Traducción Viviente traduce el final de este versículo de la siguiente manera: “Los problemas de hoy, son suficientes por hoy” Este es un llamado a preocuparnos por vivir cada día, sin afanarnos por el futuro, ni preocuparnos por el pasado.
Me llena de tristeza y preocupación que existan seguidores de Cristo, con resentimiento en su corazón hacia otros cristianos por cosas que sucedieron hace varios años, cuando San Pablo nos exhorta a controlar nuestro enojo y nos ordena a que ni siquiera pase un día mientras tenemos en nuestro corazón ira o resentimiento.(Efesios 4:26) .
Muchas veces guardamos resentimientos de días pasados por varios años, hacia personas que actuaron de manera pecaminosa, fallándonos a nosotros o al cuerpo en la iglesia (Cuando en realidad si alguien peca, falla contra Dios) y ni siquiera sabemos si estas personas se arrepintieron y volvieron a transitar los caminos correctos. En muchos casos guardamos rencores a personas por palabras que dijeron de forma inconsciente sin afán de lastimar y que ni siquiera están al tanto de que nosotros guardamos estos sentimientos hacia ellos.
Aquello que me llena aún más de tristeza es que dentro de los cristianos existan personas que se alejan de la iglesia, de la Biblia o de la de intimidad con Dios porque no dejan de atormentarse con los errores de los días pasados. Escucharlos decir:
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“No vuelvo a aquella iglesia por que hice esto”
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“No leo la Biblia porque lo que hice me carga la conciencia”
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“No me acerco a Dios porque seguramente ya no me ama”
Son frases que seguramente rompen el corazón de Dios también. Recordemos la actitud del padre esperando todos los días que su hijo volviera, o la del pastor saliendo a buscar a una oveja perdida de un rebaño de 100. Dios se preocupa y se compunge por el alejamiento de sus hijos. Y en las sagradas escrituras nos recuerda constantemente que las cosas del pasado las tiene por poco, haciendo todo nuevo. (2 de Corintios 5:17).
Por eso sea que nos ceguemos por la gloria del pasado o nos atormentemos por los errores cometidos. Yo propongo una alternativa. Que perdonemos, nos deshagamos del peso y vivíamos cada día buscando a Dios en su palabra y haciendo su voluntad un día a la vez. (Mateo 6:33).
Quizá los cristianos debamos aprender a tener en nuestra boca el vocablo latín “Carpe Diem”.
Esteban.
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